El joven príncipe Ramsés, heredero y sucesor de su padre, el Faraón Ramsés XII, y comandante del ejército imperial, durante unas maniobras militares se enamora de Sarah, una muchacha hebrea, al punto que a su regreso a palacio la lleva consigo. Mientras tanto los sacerdotes estipulan un acuerdo secreto con Asiria, según el cual Egipto mantendrá el control de Judea a cambio de abandonar todos sus derechos sobre Fenicia. Los fenicios, por otro lado, recurren al príncipe Ramsés tratando de convencerle para que declare la guerra a los asirios. Cuando el Faraón muere, el joven príncipe sube al trono como Ramsés XIII. Inmediatamente, su oposición a los sacerdotes se intensifica. Descubre que las arcas del estado están vacías. No obstante sabe que los sacerdotes han acumulado durante muchos siglos un enorme tesoro en un laberinto secreto del templo. El Faraón exige este oro, pero los sacerdotes rehúsan entregarlo. Entonces Ramsés decide recurrir a la acción y se propone prender a los sacerdotes y acusarlos de traición